domingo, 18 de agosto de 2013

¿DÓNDE ESTAMOS REALMENTE?

Al hablar de perspectivas económicas, una persona puede ser optimista, o pesimista o incluso puede creer en unicornios. Muchas economistas hacen sus predicciones y, si éstas se distancian mucho de lo que realmente ocurre, pues las modifican y a seguir viviendo exactamente igual. Los que tenemos responsabilidades de inversión del dinero de terceros no podemos permitirnos ese privilegio de jugar al "prueba y error" sin consecuencias, por eso, debemos ser coherentes con lo que analizamos y concluimos. Como dicen los anglosajones, "put your money where your mouth is".

En ocasiones he comentado que estamos en la menor recuperación económica desde la Segunda Guerra Mundial. También he explicado que el que los beneficios empresariales vuelvan a estar en máximos históricos no sirve como justificación bursátil debido a que éstos tienen unas características hoy muy diferentes a las de antaño y difícilmente sostenibles (por los cambios contables para medirlos, los tipos artificialmente bajos, los recortes de gastos de personal como forma de compensar el incremento del coste de las materias primas y la energía, el crecimiento en beneficios protagonizado principalmente por la subida del precio de los activos de la banca como consecuencia del dinero metido por la Fed en los mercados...).

Para entender de hasta qué punto los mercados financieros son hoy incapaces de servir como referencia fiable de la evolución económica (gracias al intervencionismo oficial), nada mejor que una representación gráfica de la realidad actual donde se compara esta recuperación con otras históricas. Quizás después de ver estos gráficos, a más de un hooligan del mercado dejen de gustarle las comparativas históricas.




En esta comparativa histórica, el único gráfico que se salva es el de la venta de coches y supongo que tiene que ver con dos hechos: primero, en muchísimos países se han dado ayudas a la compra de coches desde el inicio de la crisis y, en algunos casos, todavía se mantienen programas con ese objetivo. Segundo, los tipos de interés que hemos visto en estos años han sido los mínimos históricos en muchos países, algo clave en un sector con unas ventas muy sensibles a este factor.

Algunos artículos comentan que muchos economistas se preguntan por qué la inversión empresarial apenas crece en esta recuperación, algo poco habitual, sobre todo si tenemos en cuenta que los beneficios empresariales han hecho máximos. Alguien debería enseñarles que no se pueden comparar peras con manzanas, es decir, una recuperación de la economía real con un efecto riqueza oficializado para los que poseen ésta.

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