domingo, 25 de agosto de 2013

EL MOTOR EMERGENTE

Quizás una de las características del siglo XXI sea que éste nació en un mundo pequeño. El avance técnico acumulado por el Hombre hasta nuestra era ha hecho que, desde hace años, hablemos de casi todo en términos globales, el mundo se ha convertido en una aldea. Los productos, los servicios, las ideologías, las enfermedades, sus curas, los acontecimientos, etc. dan la vuelta al mundo a una velocidad impensable hace pocas décadas.

Históricamente, los países emergentes solían ser el patito feo internacional, porque sus ciudadanos suelen tener un nivel de vida comparativamente bajo, porque suelen carecer de democracia y/o respeto por los derechos humanos, porque no suelen tener un gran poder internacional al carecer de la última tecnología militar (de hecho, acostumbran a comprar armamento a los países desarrollados).

Económicamente, vivimos en una época donde el crecimiento lo es casi todo. Un individuo o una familia pueden espirar a más o darse por contentos con lo que tienen/ganan. Sin embargo, el mundo empresarial y el político funcionan de forma diferente porque están sometidos a la ley de la competencia. Si una empresa no crece, los directivos corren el riesgo de ser reemplazados por otros. Si un país deja de crecer durante algún tiempo, sus responsables políticos sufren la ira de los electores. Existe una gran presión hacia el crecimiento en algunas de nuestras principales estructuras socioeconómicas. 

Tras varias décadas de mejora en el nivel de vida, los países que lideran el tren del desarrollo sufren la maduración de sus economías, donde la ley de los grandes números dificulta a las economías ricas mantener altas tasas de crecimiento, donde el recurso del crédito (mucho y barato) para acelerar el crecimiento da síntomas de saturación (por el gran endeudamiento ya acumulado). En este entorno, los países emergentes tienen una gran virtud: ser motor de crecimiento en /los próximos años. Esta característica les da a los países emergentes un atractivo que hace que los desarrollados obvien esas cosas que antaño criticaban: falta de democracia, de transparencia, de competencia, el intervencionismo oficial, etc. Poderoso caballero es don dinero o, para ser más exacto, don mercado al que exportar.

En 2008, los emergentes se recuperaron rápidamente de la crisis porque llevaban una inercia en el crecimiento que les permitió tamizar sus efectos. El epicentro de la crisis fueron los mercados financieros (de hipotecas, derivados, crédito, bolsa, etc), que no son el pilar del desarrollo económico emergente. En la última década, las empresas de los países emergentes han realizado muchas inversiones esperanzados en que sus mercados económicos han mantenido importantes tasas de crecimiento. Hoy, las tornas han cambiado parcialmente.

El hecho de que Brasil haya pasado en varios años de crecer al 7% a menos del 2% o China del 11% al 7% tiene un gran impacto económico y social. Muchas inversiones realizadas con las expectativas anteriores, de mayor crecimiento, se ven paralizadas o canceladas. Las ventas son inferiores a lo previsto (menor demanda), ha aumentado el número de competidores que han buscado entrar en esos mercados de crecimiento (mayor oferta) y la mayor competencia ha obligado a bajar precios (menores márgenes de beneficios).

El freno económico actual ha encontrado a muchas empresas emergentes con más deuda, generada para financiar inversiones desde hace años. La financiación se encarece por el riesgo asociado a la crisis. Es decir, algunas empresas emergentes ahora tienen menos ingresos de lo estimado, más gastos financieros y más endeudamiento que hace años. Esta circunstancia ha hecho que grandes inversores internacionales hayan optado por tomar beneficios en sus inversiones emergentes de la última década. Los países emergentes acusan esta salida de capitales, lo que se traduce en la debilidad de sus divisas. Sus mercados bursátiles han reculado ante esas menores expectativas de beneficios y esa huída del dinero. Los que se esperaba que tiraran más del crecimiento de la economía global se están ralentizando (como es ley de vida) y ahora la pregunta es ¿hasta dónde frenarán sus economías y el conjunto global? El tiempo lo dirá.

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