domingo, 24 de marzo de 2013

SIR JOHN COWPERTHWAITE

En ocasiones te he comentado que parte de los problemas económicos que hoy sufrimos son el resultado de un exceso de intervencionismo público. Los principales creadores de riqueza de la economía son las empresas y los consumidores, mientras que el mundo público realiza principalmente una función redistributiva. Yo no digo que nada de la Administración Pública añada valor pero sí que, en la mayoría de casos, una empresa privada lo haría de forma más eficiente, consiguiendo más con menos. Esto es lógico. Las empresas y consumidores toman diariamente decisiones por las cuales responden, no necesariamente de cada decisión individual pero sí por el conjunto de éstas. En la empresa, se responde ante l@s responsables, y ést@s ante l@s accionistas. En el caso de los consumidores, sus decisiones son la administración de sus propios recursos y los de su familia. No hay mayor acto de responsabilidad, pues sus efectos son directos. 

Por el contrario, el dinero público es diferente, pues es de todos y de nadie. Las responsabilidades por las decisiones que se toman sobre en qué emplearlo son remotas, muy, muy, muy lejanas. Esta diferencia es clave para entender por qué los particulares gestionan mejor que los entes públicos. En ese sentido, lo que más contribuye a la mejora económica general es que el mundo no le quite esos recursos a las empresas y consumidores. Por desgracia, para que eso ocurra, el mundo público tiene que tener un tamaño sostenible. Como en Occidente no lo tiene, cada vez hay que subir más los impuestos a los creadores de riqueza o endeudar más al sector público, que al final es lo mismo, pero con intereses a cambio de posponerlo un tiempo.

En el plano redistributivo, también habría que matizar algunos puntos. La economía de mercado no premia a todos por igual. Independientemente del esfuerzo, es el criterio de los sujetos económicos el que LIBREMENTE decide quién le añade valor y quién no. Dar prioridad a este criterio es la opción mejor que tenemos a la hora de organizar nuestra vida económica. Sin embargo, nuestra humanidad nos exige solidaridad con los otros seres humanos, y ésta implica que los más beneficiados en este sistema socioeconómico aporten más que el resto, y los más desfavorecidos reciban más de lo que la economía les ha dado. En ese sentido, yo no estoy en contra del intervencionismo con ánimo igualatorio. El problema real está en que, en nuestra sociedad, se ha generalizado la idea de que todo el que gana/tiene algo debe automáticamente ser expropiado/confiscado (vía impuestos, por ejemplo) para que esa riqueza sea teóricamente repartida al resto, algo que dista mucho de la práctica.

En la práctica, nuestro sistema generaliza los impuestos para que esos gestores ineficientes de los recursos públicos, los políticos, decidan a dedo mucho más que el ayudar al realmente necesitado. Vivimos en una época de falsa solidaridad, maquillada en un entorno de permanente descontrol del gasto público y de la subvención. Para mí, la subvención es una herramienta útil, pero excepcional. Cuando se convierte en una costumbre, en un modus vivendi, como ocurre actualmente, la cosa no funciona. Hoy no funciona porque tanta estructura pública y tanta subvención detraen tantos recursos disponibles a los creadores de riqueza que éstos ya no pueden seguir avanzando con una mochila tan pesada. No son capaces de crear tanta riqueza como la que los gestores públicos se gastan, por eso las finanzas públicas, lejos de contenerse, tiran de más y más crédito para seguir haciendo lo mismo. La mochila es el peso que soporta una minoría para seguir sosteniendo a una mayoría. Como es imposible de sostener, tiramos un poco más del crédito para prolongarlo, sembrando más nubes en nuestro futuro económico.

¿Sabes quién fue Sir John Cowperthwaite? Nació el 25 de abril de 1915 y murió el 21 de enero de 2006. Aunque no conozco todos los pormenores de su vida, sí he leído algunas ideas (sobre economía) que él puso en práctica y que creo merecen nuestra atención.

Cowperthwaite fue un empleado público británico. Se le atribuye ser el principal artífice del desarrollo que tuvo Hong Kong en los años 60, sacando a millones de la pobreza. Mientras economistas como Friedman o Hayek teorizaban sobre el libre mercado, Cowperthwaite lo ponía en práctica y su éxito atrajo la atención de Friedman, que lo nombraba públicamente.

Cowperthwaite tenía una visión liberal de la economía y consideraba que el gobierno, o sea él mismo como Financial Secretary, era un mal gestor de los recursos públicos, por eso renunciaba LIBREMENTE al intervencionismo que él podría haber dictado y dejaba que la gente tomara sus propias decisiones económicas. En ese sentido, no obligaba a comprar productos locales si los extranjeros eran más baratos. ¡Los impuestos nunca pasaron del 15%! Te preguntarás cómo es posible. Con una anécdota lo verás claro: le ofrecieron darle una residencia oficial mejor, y él rehusó porque dijo que, ¡como otros en HK no tenían ese privilegio, pues él tampoco! Según parece, la frustración de muchos economistas fue no lograr convencerle para que escribiera una autobiografía de su época en HK. Cowperthwaite, educado en la vieja escuela, opinaba que él era un "servidor público" y que su obligación era servir, no describir los minutos de la actividad pública. ¡Espectacular!, cambiaría uno como éste por 500 de los mediocres aspirantes a nuevo rico que nos gobiernan hoy.

Con esa mentalidad, ya se deduce que su gestión pasaba por gastar sólo lo estrictamente necesario, en vez de dejarse llevar por su avaricia, soberbia y vanidad. La primera consecuencia de un gasto público bajo control, sostenible, es que no hace falta crujir a impuestos a los creadores de riqueza para sostenerlo. La segunda consecuencia: el nivel de vida general sube, al crearse más riqueza (y también se generan más impuestos). Esto es el círculo virtuoso que busca Bernanke, pero él quiere imponerlo creando un espejismo de bonanza en los mercados, no favorecerlo en la economía, como hacía Cowperthwaite. Es la diferencia entre democracia y dictadura.

Cowperthwaite no quiso hacer estadísticas oficiales y lo justificó diciendo:If I let them compute those statistics, they’ll want to use them for planning.’’ Obviamente, yo estoy hoy a favor de las estadísticas oficiales; éstas se manipulan, pero sin ellas ya ni te cuento lo que sería. No obstante, viendo cómo las usan los gobernantes actuales, le entiendo.

Cowperthwaite nos dejó algunas frases para enmarcar. Sobre los controles de capitales: "… money comes here and stays here because it can go if it wants to. Try to hedge it around with prohibitions and it would go and we could not stop it and no more would come."  Sobre la economía pública: "…when government gets into a business it tends to make it uneconomic for anyone else." 

Estas parecen escritas para Bernanke: 
  • "For us, a multiplicity of individual decisions by businessmen and industrialists will still, I am convinced, produce a better and wiser result than a single decision by a Government or by a board with its inevitably limited knowledge of the myriad factors involved, and its inflexibility."
  • "I must confess my distaste for any proposal to use public funds for the support of selected, and thereby, privileged, industrialists, the more particularly if this is to be based on bureaucratic views of what is good and what is bad by way of industrial development."   

En 1961, en su primer discurso como responsable económico dijo: "In the long run, the aggregate of decisions of individual businessmen, exercising individual judgment in a free economy, even if often mistaken, is less likely to do harm than the centralized decisions of a government, and certainly the harm is likely to be counteracted faster." 

Hong Kong no tenía recursos naturales y tenía que importar los alimentos. En aquel momento, la renta media de la población de HK era aproximadamente un cuarto de la de aquellos que vivían en Gran Bretaña. A primeros de los 90, era superior. ¿Todavía crees que tu país es muy "social" porque se pagan muchos impuestos? ¿Y que Bernanke, Draghi y cía. te hacen un gran favor con su dictadura monetaria?

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